miércoles, 17 de agosto de 2011

Amenaza en contra de académica y activista de derechos humanos Adela Cedillo

Desde 2004, cuando inicié mi trabajo de documentación sobre violaciones graves a los derechos humanos cometidas por el Estado mexicano durante la llamada "guerra sucia", he sido objeto de seguimiento, rumores y difamaciones de forma constante. El seguimiento por parte de algún organismo de inteligencia ha sido evidente pero hasta la fecha no ha desembocado en una acción directa contra mi persona. Por su parte,  organizaciones que se dicen defensoras de derechos humanos y que en los hechos se han dedicado a construirse una imagen pública y a lucrar con el dolor de las víctimas, han llevado a cabo una campaña secreta de infundios sin sustento acerca de mí. Para cualquier persona que valore los hechos desde fuera, sin tomar partido, sería evidente que estoy entre la espada y la pared, en una situación compleja y desfavorable.
A raíz del asesinato de Isabel Ayala, viuda de Lucio Cabañas, he decidido hacer pública una amenaza indirecta que recibí en mayo del 2011. Debido a mi cercanía con Micaela Cabañas Ayala, temo que tal amenaza esté vinculada con el trágico homicidio de su madre y su tía.
Esta amenaza se da en un clima de enrarecimiento e inseguridad generalizados. Mi intención es enviar un mensaje claro a las personas que pudieran estar detrás de la amenaza y que con la cobardía y la bajeza que las caracteriza actúan con sigilo y en la impunidad. A los servicios secretos, policíacos o militares, quiero notificarles que no cejaré en mi empeño en buscar la verdad y la justicia para las víctimas de la guerra sucia de los setenta y de la actual y absurda "guerra contra el crimen organizado". Pierden su tiempo rastreando una actividad que no sólo es legal sino necesaria, dados los monstruosos niveles de impunidad que caracterizan este país.
A las organizaciones que han pretendido monopolizar el tema de los desaparecidos de la guerra sucia para hacer de ello un modus vivendi, erigiéndose como los representantes de  todas las víctimas, cuando en los hechos han hecho poco o nada nada para mitigar su sufrimiento, quiero decirles que a partir de ahora me defenderé públicamente de cualquier ataque encaminado a manchar mi honorabilidad o la de cualquier persona que haya asumido un compromiso honesto y profundo con los agraviados. Su actitud sólo es muestra de la perversidad con la que acompañan al Estado en su trabajo de dividir a la sociedad civil que se organiza.
A continuación, reproduzco la relatoría de hechos que he remitido a organismos institucionales de derechos humanos. El objetivo de esta denuncia es dejar constancia de lo sucedido y manifestar el temor por mi seguridad.  Omito los nombres de mis testigos para protegerlos, así como el de ciertas personas u organizaciones, previendo que, a manera de contraataque, quisieran acusarme de lo que mejor saben hacer: proferir calumnias y difamaciones. 


Relatoría de hechos sobre amenaza indirecta en contra de la C. Adela Cedillo Cedillo

Yo, Adela Cedillo Cedillo, con domicilio para oír y recibir notificaciones en XXXXXXXXXX hago constar que:
El 8 de mayo de 2011 encontré casualmente en una marcha al c. XXXXXXXX, quien había regresado a vivir al DF después de una estancia de varios meses en la ciudad de Atoyac, Guerrero. El c. XXXXX me comentó que tenía la intención de buscarme porque estaba preocupado por mí, debido a que en una reunión de varias organizaciones sociales de Guerrero había escuchado decir la frase que reproduzco a continuación: “hemos investigado a Adela Cedillo y hemos llegado a la conclusión de que es policía.” El c. XXXXX dice que trató de defenderme, alegando que él me conocía y que tal cosa era falsa,  a lo que las personas reviraron: “Que a Adela Cedillo ni se le ocurra poner un pie en Guerrero o que se atenga a las consecuencias”. Temiendo por su propia seguridad, el c. XXXXX se negó a darme los nombres de las personas u organizaciones que habían proferido tal amenaza.

Antecedentes
En mi calidad de historiadora profesional, a partir de 2004 inicié una investigación académica sobre la etapa conocida como guerra sucia, misma que me vinculó con numerosos familiares de víctimas de desaparición forzada. De forma voluntaria, comencé a apoyar a tales familias en la documentación de sus casos, las alenté a que interpusieran denuncias ante la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP) de la PGR, y en algunos casos fui nombrada coadyuvante de las averiguaciones previas.
A partir de que inicié este trabajo con las víctimas, escuché decir a varias personas que el sr. Mario Ramírez Salas, por entonces director de Atención y Vinculación Ciudadana de la FEMOSPP, aseguraba ante representantes de organizaciones de familiares de desaparecidos que yo trabajaba para la PGR, mostrando incluso papeles que a su decir probaban tal hecho. El sr. Ramírez hacía alusión a recibos de viáticos que me proporcionó la institución en dos ocasiones para acompañar a los agentes del ministerio público a hacer diligencias relacionadas con las averiguaciones de las que yo era coadyuvante. Sin embargo, yo jamás trabajé para la FEMOSPP y mucho menos recibí ninguna remuneración por mi trabajo con los denunciantes. Por el contrario, como parte de mi labor fui cofundadora de la Asociación Civil “Nacidos en la Tempestad”, para asesorar a familiares de víctimas de la guerra sucia.
Pese a todo lo anterior, organizaciones como XXXX, XXXXX, XXXXX, le tomaron la palabra al sr. Ramírez y comenzaron a esparcir el rumor de que yo era “policía”. Debo aclarar que yo no fui la única persona afectada por las calumnias, puesto que el sr. Ramírez siempre utilizó su puesto para exhibir a las personas que habían recibido viáticos de la FEMOSPP, a quienes también se les acusó injusta y difamatoriamente. Es claro que el objetivo del sr. Ramírez era causar división en el seno de las organizaciones que defienden a los desaparecidos y obstaculizar su lucha por la verdad y la justicia.
Es preciso señalar que el 10 de julio de 2011 me encontré al sr. Ramírez en una conferencia de prensa a la que había convocado la familia Cabañas por el caso del asesinato de Isabel Ayala, y cuando trató de saludarme lo increpé, diciéndole que él había sido el autor del rumor de que yo era policía y que por lo tanto había puesto en riesgo mi integridad, a lo que este individuo únicamente se limitó a decir: “por algo sería”. La señora XXXXXX fue testigo del diálogo que sostuve con el sr. Ramírez. Hasta donde tengo entendido, el sr. Ramírez trabaja como asesor en la Secretaría de Desarrollo Rural de Guerrero en la actualidad.
A partir de estos acontecimientos, intenté un acercamiento con las organizaciones de las que tenía conocimiento que habían reproducido el rumor salido de la oficina del sr. Ramírez. Ninguna contestó mis comunicaciones, excepto el sr. XXXXX del XXXXX, quien lamentó y reprobó la amenaza que recibí.

Consideraciones
El gobierno se ha caracterizado por hacer uso de diversas estrategias contra los luchadores sociales y los defensores de derechos humanos. Como parte de tales artilugios, ha infiltrado a agentes secretos en las organizaciones sociales y ha utilizado todo género de rumores para desprestigiar a sus integrantes o para llevarlos a confrontarse entre sí. Por tanto, el rumor de que soy “policía” y la amenaza contra mi integridad tienen un origen muy probable en los servicios de inteligencia.
La amenaza contra mi integridad se produjo dos meses antes del asesinato de Isabel Ayala. Sobre este punto, quiero aclarar que en el 2007 invité a Micaela Cabañas Ayala a pertenecer a Nacidos en la Tempestad A.C. y desde entonces hemos colaborado en diversas actividades. Por lo anterior, no descarto que la amenaza referida fuera parte de un fino trabajo de inteligencia dirigido contra Micaela Cabañas y su círculo de familiares, amigos y compañeros de activismo.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Adela te agradezco que averigues que realmente pasó en ese período gubernamental en el estado de Guerrero ya que yo sufrí la pérdida de mi hermano, a él lo desaparecieron aprox 1978 1980, el trabajo para la pgr pero tú sabes si el no estaba de acuerdo en lo que la policía hacia pues lo desaparecieron, nunca vimos su cadáver yo era muy pequeña, pero me queda ese vacío porque. La familia se alejó por temor a represalias.Que Dios te cuide y recuerda que esas personas que mal actuan mal acaban.